El USD/JPY extiende su impulso a la baja por cuarto día consecutivo en la negociación europea del viernes, habiendo registrado su nivel más bajo en siete meses justo por encima de 142.07.
A pesar del rápido rebote, los riesgos siguen sesgados a la baja para el par USD/JPY, ya que continúa enfrentando vientos en contra de una venta masiva implacable del Dólar estadounidense (USD) y un enorme aumento en la demanda de refugio del Yen japonés (JPY).
Los flujos de aversión al riesgo siguen en pleno apogeo este viernes, acentuados por la última represalia de China. Pekín anunció el viernes que aumentaría los aranceles sobre los productos estadounidenses del 84% al 125%, en respuesta al aumento de aranceles del presidente Donald Trump sobre las importaciones chinas al 145%.
La intensificación de la guerra comercial entre EE.UU. y China sacudió nuevamente los mercados, alimentando los flujos hacia refugios seguros en el JPY. Mientras tanto, el USD sigue bajo una fuerte presión de venta ya que los inversores temen el impacto negativo de la guerra comercial en las perspectivas de crecimiento económico de EE.UU., lo que podría llevar a la Reserva Federal de EE.UU. (Fed) a optar por recortes agresivos en las tasas de interés.
Además, el par sigue debilitado por las expectativas divergentes de política monetaria entre la Fed y el Banco de Japón (BoJ).
De cara al futuro, los operadores tomarán algunas pistas de los datos del Índice de Precios de Producción (PPI) de EE.UU. para marzo y los datos preliminares del Índice de Sentimiento del Consumidor de la Universidad de Michigan (UoM) para abril. Sin embargo, las actualizaciones sobre la guerra comercial entre EE.UU. y China seguirán siendo el principal motor del mercado.
Por separado, el Ministro de Economía japonés, Ryosei Akazawa, señaló que mantendrán negociaciones arancelarias con EE.UU. el 17 de abril.
En el mundo de la jerga financiera, los dos términos "apetito por el riesgo (risk-on)" y "aversión al riesgo (risk-off)" hacen referencia al nivel de riesgo que los inversores están dispuestos a soportar durante el periodo de referencia. En un mercado "risk-on", los inversores son optimistas sobre el futuro y están más dispuestos a comprar activos de riesgo. En un mercado "risk-off", los inversores empiezan a "ir a lo seguro" porque están preocupados por el futuro y, por tanto, compran activos menos arriesgados que tienen más certeza de aportar una rentabilidad, aunque sea relativamente modesta.
Normalmente, durante los periodos de "apetito por el riesgo", los mercados bursátiles suben, y la mayoría de las materias primas -excepto el oro- también se revalorizan, ya que se benefician de unas perspectivas de crecimiento positivas. Las divisas de los países que son grandes exportadores de materias primas se fortalecen debido al aumento de la demanda, y las criptomonedas suben. En un mercado de "aversión al riesgo", los Bonos suben -especialmente los principales bonos del Estado-, el Oro brilla y las divisas refugio como el Yen japonés, el Franco suizo y el Dólar estadounidense se benefician.
El Dólar australiano (AUD), el Dólar canadiense (CAD), el Dólar neozelandés (NZD) y las divisas de menor importancia, como el Rublo (RUB) y el Rand sudafricano (ZAR), tienden a subir en los mercados en los que hay "apetito por el riesgo". Esto se debe a que las economías de estas divisas dependen en gran medida de las exportaciones de materias primas para su crecimiento, y éstas tienden a subir de precio durante los periodos de "apetito por el riesgo". Esto se debe a que los inversores prevén una mayor demanda de materias primas en el futuro debido al aumento de la actividad económica.
Las divisas principales que tienden a subir durante los periodos de "aversión al riesgo" son el Dólar estadounidense (USD), el Yen japonés (JPY) y el Franco suizo (CHF). El Dólar, porque es la moneda de reserva mundial y porque en tiempos de crisis los inversores compran deuda pública estadounidense, que se considera segura porque es poco probable que la mayor economía del mundo entre en suspensión de pagos. El Yen, por el aumento de la demanda de bonos del Estado japoneses, ya que una gran proporción está en manos de inversores nacionales que probablemente no se deshagan de ellos, ni siquiera en una crisis. El Franco suizo, porque la estricta legislación bancaria suiza ofrece a los inversores una mayor protección del capital.