En marzo, el sector manufacturero español sufrió un leve deterioro por segundo mes consecutivo, influenciado por la incertidumbre generada por anuncios erráticos de aranceles. Según el índice PMI, el sector se ubicó en 49,5, por debajo del umbral de 50 que indica estancamiento, tras haber registrado 49,7 en febrero. Esta cifra representa el nivel más bajo desde inicios de 2024. La incertidumbre geopolítica afectó el volumen de nuevos pedidos, registrando la caída más pronunciada desde enero de 2024.
Los consumidores, preocupados por los aranceles, postergaron decisiones comerciales, lo que impactó también en las ventas de exportación, que disminuyeron por segundo mes consecutivo. La confianza empresarial sufrió, cayendo a su nivel más bajo desde agosto de 2024, con empresas reduciendo compras e inventarios mientras aprovechaban insumos existentes, llevando a una caída en la producción similar a la de finales de 2023.
No obstante, la producción aumentó modestamente en marzo, extendiendo el periodo de crecimiento a siete meses, con un incremento marginal en las plantillas para cubrir vacantes temporales. A pesar de una ligera inflación en los precios de los insumos, la competencia limitó el poder de fijación de precios. Los metales impulsaron la inflación de costos, aunque la demanda moderada y la competencia restringieron el aumento de precios cobrados.
Los analistas de Hamburg Commercial Bank señalan que, aunque la producción y el empleo mejoraron, si las tendencias actuales persisten y la demanda sigue moderada, podrían producirse recortes significativos en producción y empleo, similares a los observados en otros países europeos.