Las proyecciones indican que la inflación de la eurozona podría disminuir al 2,1% en marzo, lo que plantea interrogantes sobre las futuras acciones del Banco Central Europeo (BCE) con respecto a los tipos de interés. Christine Lagarde, presidenta del BCE, advirtió que los aranceles podrían incrementar los precios, complicando la meta de mantener la inflación en el 2%.
Danske Bank estima que la inflación general se reducirá al 2,1% en marzo, impulsada por la inflación en energía y servicios. Pronostican una caída en la inflación subyacente al 2,4%, sugiriendo que la preocupación en la eurozona ha disminuido conforme avanza la desinflación. Para 2025 y 2026, proyectan un promedio cercano al objetivo del 2%, con una inflación subyacente por debajo del 2% a partir de mediados de 2025.
Mientras tanto, ING observa una disminución de las presiones inflacionarias, aunque la incertidumbre geopolítica dificulta las previsiones del BCE. Según ING, la eurozona podría recuperarse del estancamiento gracias a la fortaleza de la demanda interna y a la baja de los tipos de interés, manteniendo la inflación ligeramente por encima del 2%.
Sin embargo, advierten que los eventos geopolíticos, como la guerra comercial y los costos de energía, generan incertidumbre. La clave para el BCE será encontrar un equilibrio en sus políticas, en medio de preocupaciones internas sobre la reducción excesiva de los tipos de interés.
Por su parte, Natixis CIB ha ajustado sus previsiones de inflación a la baja, anticipando un 2,3% en marzo y alcanzando el 2% en 2025. Destacan la influencia de la guerra comercial con EEUU y las políticas fiscales de Alemania en sus proyecciones inflacionarias.
El BCE actualizó sus proyecciones macroeconómicas en marzo, elevando sus estimaciones de inflación para 2025 debido a la dinámica de precios de energía. Reconocen que la inflación interna sigue alta, pero el crecimiento salarial se está moderando, amortiguando su impacto.
Finalmente, Lagarde destacó la naturaleza inevitable de las fluctuaciones inflacionarias en el entorno actual. Los aranceles impuestos por EEUU podrían incrementar la inflación a corto plazo, aunque su efecto se suavizaría con el tiempo a medida que la actividad económica se estabilice.