La economía de la India está en espiral. La rupia se está hundiendo como una piedra, arrastrando consigo una mezcla de defi comerciales, menores entradas de capital e incertidumbre. La economía del país rápidamente se ha vuelto tan importante que si cae en picado, la economía global estará en juego.
El jueves es la séptima sesión consecutiva de malas noticias, con la rupia cayendo a 85,2525 por dólar estadounidense, un mínimo histórico.
La moneda ya ha perdido el 1,74% de su valor desde octubre y va trac de su peor desempeño trimestral desde finales de 2022. Detrás de este colapso hay una realidad aleccionadora. defi comercial de la India aumentó un 18,4% de abril a noviembre.
Los mercados de capitales tampoco han sido amables, con 10.300 millones de dólares en salidas este trimestre en comparación con 20.000 millones de dólares en entradas hace apenas tres meses. Los economistas predicen que la balanza de pagos alcanzará un defi de entre 20.000 y 30.000 millones de dólares este año fiscal, una fuerte caída respecto del superávit de 60.000 millones de dólares del año pasado.
La victoria electoral de Donald Trump ha impulsado al dólar, y los mercados esperan que sus políticas impulsen el crecimiento y la inflación.
El índice del dólar está en alza y los funcionarios de la Reserva Federal ya han anunciado menos recortes de tasas el próximo año. Los inversores están acudiendo en masa al dólar, dejando a monedas como la rupia sin aire.
India es particularmente vulnerable. IDFC First Bank estima que la rupia se debilitará aún más hasta 86 por dólar en septiembre de 2025. El Banco de la Reserva de la India (RBI) ha tratado de detener la hemorragia con aumentos de las tasas de interés desde mayo de 2022, pero la inflación y una economía en desaceleración mantienen la posición del banco central. manos atadas.
Se proyecta un crecimiento económico del 6,8% este año fiscal, una caída con respecto a la base más alta del año pasado. Y si bien esa cifra todavía puede parecer decente, las grietas son visibles.
El gasto gubernamental en infraestructura ha sido un salvavidas para la economía de la India. Las carreteras, los proyectos de vivienda y la infraestructura energética están recibiendo un impulso. Pero aquí está el problema: las inversiones privadas, que se supone deben llevar la antorcha, están estancadas en la línea de salida.
Representan alrededor del 37% de la inversión total de la India, pero no se han recuperado como se esperaba. Las razones son complicadas. Los recortes de impuestos corporativos y el plan gubernamental de Incentivos Vinculados a la Producción (PLI) han dado a las empresas las herramientas para expandirse, aunque el impulso no se ha extendido a todos los sectores.
La tron y la industria farmacéutica están prosperando, pero industrias más amplias están rezagadas. Se espera que la fabricación de paneles solares y las tecnologías avanzadas de baterías se unan a los ganadores, pero aún faltan años para lograr esos avances.
La deuda pública de la India es altísima (86% del PIB), lo que deja poco espacio para un mayor gasto público. El presupuesto de la Unión para 2024-25 asignó un aumento del 17,1% en los gastos de capital.
Los derechos de importación sobre materias primas esenciales se han reducido drásticamente para fomentar la producción nacional. Pero estas medidas no resolverán el problema mayor: los inversores privados todavía dudan en arriesgar su dinero.
Sin una inversión privada tron fuerte, los esfuerzos del gobierno podrían no ser suficientes para sacar a la economía de su crisis.
India es increíblemente importante para la economía global. Se prevé que el país duplique su tamaño económico, de 3,6 billones de dólares en 2023-24 a más de 7 billones de dólares en 2030-31, lo que lo convertirá en la tercera economía más grande del mundo. Al mismo tiempo, se prevé que su participación en el PIB mundial aumente del 3,6% al 4,5%.
Pero estas cifras no significan mucho si los cimientos se desmoronan. En este momento, la India se encuentra entre ser una potencia mundial y un enorme riesgo. La integración del país en las cadenas de suministro globales ha crecido a lo largo de los años, con enormes exportaciones en servicios, productos farmacéuticos y manufacturas.
Por ejemplo, su industria farmacéutica desempeña un papel clave en la atención sanitaria mundial, mientras que los servicios tecnológicos impulsan a las empresas mucho más allá de sus fronteras.
Una desaceleración grave o un paso en falso en las políticas de la India afectará a estas industrias, elevando los costos y creando cuellos de botella en todo el mundo.
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