Durante el siglo XXI, el oro se ha reafirmado como un valor refugio esencial frente a la incertidumbre económica. En 2007, Pedro Solbes, entonces vicepresidente y ministro de Economía de España, vendió un tercio de las reservas de oro del país cuando el oro cotizaba a 655,49 dólares por onza. Esta decisión, tomada en un contexto de estabilidad financiera bajo el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, generó aproximadamente 2.818,6 millones de euros, pero redujo las reservas de 13,4 a 9,1 millones de onzas. Si esa venta se hiciera hoy, con el oro valorado en 3.300 dólares, el retorno sería de 12.488 millones de euros, un incremento del 343% respecto a 2007.
En aquel entonces, Solbes argumentó que la venta buscaba mejorar la rentabilidad del Banco de España, pero la revalorización del oro desmintió esta visión. "Parecía una estrategia sensata, pero ignoraba el papel del oro como depósito de valor a largo plazo", comentó Daniel Marburger de StoneX Bullion, destacando la tendencia de algunos países, como España, de subestimar el oro. Esta política monetaria fue compartida por otros países europeos, como Suiza y el Reino Unido, que también disminuyeron significativamente sus reservas de oro.
Desde 2007, no se han realizado ventas adicionales significativas de oro por parte de España, que mantiene sus reservas en 9,1 millones de onzas, equivalentes a 27.664 millones de euros a precios actuales. El enfoque del Banco de España ha adoptado una perspectiva más prudente y a largo plazo. Aunque España no ha aumentado sus reservas de oro al nivel de países como China o Polonia, ha evitado repetir errores del pasado, alineándose con la tendencia global donde los bancos centrales han incrementado sus compras de oro para protegerse contra la inflación y el riesgo cambiario.
En 2024, la demanda mundial de oro alcanzó su máximo histórico con 4.974 toneladas, impulsada por las compras de bancos centrales y la inversión. No obstante, España ocupa el vigésimo lugar en reservas globales de oro, con 282 toneladas, una cifra baja comparada con la de otros países europeos. Esta situación es resultado directo de las ventas de 2004 a 2007, donde se vendió el 53% de las reservas, y pérdidas históricas durante la Guerra Civil.