Fitch Ratings ha confirmado la calificación crediticia a largo plazo de España en 'A-' con perspectiva positiva, destacando las mejoras estructurales que amortiguarán el impacto de los aranceles globales y reducirán la volatilidad macroeconómica a largo plazo. Estas mejoras se deben al crecimiento favorable del Producto Interior Bruto (PIB), un mercado laboral dinámico, baja deuda en el sector privado y competitividad en exportaciones. La exposición directa de España a los aranceles estadounidenses es limitada, pero los efectos indirectos a nivel mundial siguen siendo inciertos.
A pesar de estos riesgos, Fitch prevé que la economía española crecerá, impulsada por sectores de alto valor añadido como las TIC y los servicios financieros. En 2025, se estima un crecimiento del PIB del 2,5%, que se apoyará en un sector interno sólido y medidas como el Plan de Respuesta y Relanzamiento del Comercio. No obstante, la agencia advierte sobre el potencial aumento de los déficits fiscales debido a mayores costos de intereses y envejecimiento poblacional.
En cuanto a la deuda pública, se prevé que España reduzca su ratio de deuda por debajo del 100% del PIB para 2027. Sin embargo, Fitch anticipa un descenso más pausado, alcanzando el 101,4% del PIB en ese año, debido a la falta de medidas claras de saneamiento fiscal. La demanda interna, fortalecida por el Plan de Recuperación y Resiliencia, continuará siendo un pilar clave para la economía, a pesar de los retos futuros.